Ideas para el cambio: radio para formar.

Esto se acaba, amiguitas (no hagáis caso a Pérez-Reverte: usar el femenino como genérico nunca ha matado a nadie; tampoco al uso del lenguaje).


Decía Virginia Wolf que para poder escribir una mujer necesita dinero y una habitación propia; decía Virgine Despentes que los hombres denuncian con virulencia las injusticias sociales o raciales, pero se muestran indulgentes y comprensivos cuando se trata de dominación machista, pretendiendo explicar que el combate feminista es secundario.

Con este proceso formativo muchas nos hemos dotado o hemos reinventado nuestro cuarto propio para darnos voz; es impresionante la cantidad de contenido que aquí se ha generado (a mí personalmente me desborda, no sé a vosotras). Por otro lado, he observado que en pocos casos se ha puesto la pica en Flandes de lo que Despentes venía a decir: queridos hombres, es necesario que os reviséis. Hasta el final de este proceso formativo no he escuchado una de las claves de todo este tremendo y molesto lío en el que la mitad de la población pelea(mos) por su (nuestra) sobrevivencia: los privilegios. Si no os cuestionáis privilegios, compañeros, lo tenemos crudo (en realidad, algo más crudo, porque este proceso de cambio no tiene retorno).

Como primer acercamiento a un enfoque realmente feminista en formación en igualdad, y más desde la Administración Pública, este curso ha sido un oasis; pero creo que no hay que caer en lo naif o ser autocomplacientes: hace falta más. Se ha hablado de patrones sexo-género, pero no se ha entrado en cómo las teorías queer casan con todo esto; las personas trasngénero plantean cuestiones que han de ser atendidas e incluidas en los feminismos; las mujeres racializadas también se sienten fuera. ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Qué privilegios propios las mujeres blancas, cis género, heterosexuales no nos estamos cuestionando? ¿Qué es ser mujer? ¿Es suficiente el enfoque que el feminismo institucional le está dando? ¿O estamos haciendo purplewashing? Tal vez en un ámbito en el que se ha tomado como exitoso (porque lo es) “aprender” qué es la metáfora de las gafas violeta, esto sea hablar demasiado. Pero no lo es: hay que avanzar. Si seguimos yendo con miedo a meter demasiado ruido, demasiada información en cabecitas nacidas, alimentadas, configuradas en un sistema como el patriarcal, no vamos a parar este caos injusto en el que los derechos humanos brillan por su ausencia. Probablemente nunca se haga desde las instituciones, pero tenemos la obligación de seguir empujando. Ha estado bien, compañeras; ahora queremos más.

Así que aprovecharé este final de curso que insta muy coherentemente trasladar al cuerpo lo cocinado en el intelecto para proponer una “campaña de sensibilización”. Bien, no es exacto, porque una vez realizado este proceso formativo, lo primero que he pensado es en que esta formación debería tener más ediciones y debería ser obligatoria. Como no lo va a ser, seamos realistas, y los sindicatos también tenemos una responsabilidad social en la vida, mi propuesta apela directamente a mis compañeras de sección sindical (y uso el femenino por entusiasta, porque la mayoría son hombres): hagamos radio. Radio para formar. Radio desde el mismísimo Mordor para hablar de temas que nos interesen, con perspectiva de género. Reseñas de libros, feminismos, revisiones de pelis, cómics, noticias sindicales, ¡noticias políticas!, con respeto al deber de sigilo de la función pública, pero modificando la realidad en que vivimos. Trabajamos en un lugar con muchísima proyección hacia fuera, ¡las Cortes Generales! (en nuestros centros de trabajo a veces nos enteramos de más cosas de las que allí suceden por la tele que por voz de nuestras propias jefas), pero ¿y hacia dentro? ¿Por qué no usar el arte, la comunicación, el humor para llegar a las personas con las que convivimos tantas horas?

Ahí lo dejo. Yo lo veo :)


Gracias a todas las personas que han participado en este curso: alumnado, profesorado, colaboradoras, coordinación, INAP; he aprendido, he disfrutado, me he entusiasmado. Creo que más no se puede pedir (aunque siempre pida más). Por muchas ediciones más.

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